Eres la tarde soñolienta de enero.
Las gotas de lluvia acarician tu suave sombra.
El frío es el calor que me transmites
y la penumbra la luz que me dedicas.
Vuelas por otros rumbos mariposa de ensueño,
observas la dulce implosión: llamándote, elogiándote
y reclamándote;
observas las raíces del cielo encendiéndose y
apagándose.
Observas, te sientes a gusto, si, pero solo
observas.
El frenesí de tus ligeros viajes te abruman,
cabalgas perdida en tu medio día de primavera y
eres joven ardilla traviesa, la curiosidad es tu nombre
y sucumbes ante el delirio al verte distante.
Eres la noche invernal de enero.
El viento golpea a tu ventana, pero tu no lo
sientes.
Y es esta soledad la atención que me prestas,
y esta incertidumbre la seguridad que prometes.
Autoría: Ramiro Galindo Rodríguez
Excelent poema :*
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