De repente, llega inesperada a los espacios de mi mente el recuerdo de esa mueca sublime, ese gesto de ternura que alega desaparecer con el viento, que acoge mi soledad y la llena de sentimiento.
Así, mientras corre el tiempo, voy explorando los límites del universo en sus labios, en la sonrisa de mi novia, esa seña que derrocha vida a su alrededor, la despreocupada felicidad que hoy es dueña de mi amor.
la llamo de diferentes formas porque no recuerdo su nombre, porque cuando sonríe me da vueltas la cabeza y cuando llora no sé si aún tengo la certeza, porque es de alegría su llanto y de coraje el nudo que lleva en su garganta, y así mientras canta con los ojos, la voy queriendo de a poco, tanto que he de hacer todo por robarle una mirada y volverme loco.
La sonrisa de mi novia, cuantos versos más he de inventar y mendigarle al mundo para ganarme una sonrisa y volverme inmortal.
Autoría: Richard W. Benavides
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